sábado, 6 de julio de 2019

Adiós 2018, adiós...

Esta fue mi despedida del 2018... Dando gracias por muchas cosas, alguna de las cuales me duró apenas dos meses más después de escribirlo. Aún así doy gracias al 2018 por haberle tenido. Siempre, cada día del 2019 paso un ratito con él, aunque no esté. Así que cuando termine este año también daré gracias por eso. Algún día, cuando sea capaz, le escribiré algo que pueda leerle en uno de esos ratitos al día que paso con él.

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El otro día mi amiga Ana, en uno de nuestros peculiares grupos de amigas, tuvo a bien recordarnos a todas ponernos algún que otro propósito de esos que se subastan siempre a finales de año. Cada una (más o menos...) explicó alguno. Antes de que yo empezara me advirtió: “Sandra, tú mejor uno que no quieras, que acuérdate de la caja de los deseos”. Sí, ese momento “caja” que sucedió allá por el 2015 y que supuso el inicio de estas notas baratas de repaso de fin de año. Pues bien, supe en ese instante que el momento caja iba a quedar para los anales (porque siempre me lo recordará Ana y porque siempre será un momento que fue como el culo...).
Este año me ha traído algún que otro instante de primeras veces, que son más caras con el tiempo porque la oferta es más y más reducida cada vez... He visitado, disfrutado y adorado mi gran viaje a Japón, mi primer país asiático. Y me ha recordado que viajar te regala vida, porque hace que cada minuto que pase sea más intenso, más puro, más de infancia. Y ahí la vida siempre es eterna, cuando uno es pequeño...
He conseguido algo que era un propósito de los malos (de esos que no dependen 100% de ti, que no os engañen, esos propósitos son malos muy malos y mi caja de deseos bien lo sabe jaja). Me han dado la oportunidad de dar clases en la universidad y la he cazado al vuelo. La he metido en una pecera de cristal y cada día me he dejado la piel por alimentarla y cuidarla como se merece. No tengo ni idea de cómo se siente uno cuando sube a un escenario y descubre a un público entregado por sus canciones, porque la mitad del mío no está precisamente entregado, pero me vale cada uno de los minutos por verles aprender. He tenido algún que otro percance por el tema del idioma pero es que si no fuera así no sé qué historias les contaría a mis compañeros de trabajo en las comidas.
He descubierto que además de más cobarde con el tiempo, a lo que físico se refiere, también tengo menos vergüenza con el tiempo. Si quiero algo lo pido, si creo algo lo digo y si pienso algo lo hago. Es bien. Se vive bien. Solo hay que intentarlo.
He recibido al primito más pequeño (de momento) y mono del mundo y lo he sujetado en un solo brazo (intenté intentarlo con una sola mano, pero a su madre no le pareció buena idea) con un día de vida. La piel le olía a nuevo, como a los coches pero mejor. Los ojos los tenía pegados como si se acabara de echar la siesta de su vida y le estuviéramos molestando. Y lloraba todo el rato... Porque se parece a mi y tiene hambre y sueño constantemente, aunque por lo menos los intercala (yo no). Es increíble el amor que puede despertar algo tan pequeño.
Pero además de todas aquellas cosas que he vivido por primera vez está todo lo que he tenido la fortuna de repetir por milésima vez y que no agradezco lo suficiente.
  • Hemos celebrado unos cumples más que épicos de algunas vejestorias que tenemos por amigas, porque esperar a despedida de solteras se nos va a hacer laaaargo laaargo . Nos hemos sometido a un cuasi homicidio por subir a alguna a la banana y luego se ha quedado obsesionada y ve plátanos por todos lados. Somos gente horrible. Pero tengo la fortuna de seguir compartiendo momentos junto a esta gente horrible.
  • Un año más nos hemos podido sentar toda la familia a la mesa en los días importantes. Y esto, aunque triste, es así: cada año es un regalo especial para aquellos que están apurando el agua de los hielos de ese refresco que pidieron hace ya tanto tiempo... Y para nosotros, que nos regalan un año más de sus locuras seniles a las que hace ya unos años que prestamos más atención que de costumbre, no vaya a ser que algún día se nos olviden.
  • He cumplido mi propósito de sacar de mi vida a los que no aportan nada.
  • Y aquí sigo un año más... Con un proyecto casi infinito con una persona con la que tengo la sensación de que siempre es el principio. Y eso después de dos años largos también es para mi algo nuevo.
Y hasta aquí puedo leer de este 2018, en el que dejamos las muchas rimas atrás para meternos de lleno en el año en el que cumplo T R E I N T A.
It’s gonna be legen....
wait for it....
DARY!

domingo, 31 de diciembre de 2017

Adiós 2017, adiós...

El 2017… A veces pienso que para lo único que sirven los años es para que podamos pensar en algo cuando acaban. El 1 de enero de 2018 bien podría parecerse al 27 de diciembre de 2017 o al mimsísimo 31, pero es 1 y con él empieza el contador que pusimos a cero después de la última uva. Algunos aprovechamos el momento para hacer balance del año que ya ha caducado y dejarlo por escrito, no vaya a ser que en unos años no nos acordemos de lo bien que fue o de la putada que surgió justo a mitad de año. Porque la memoria es muy de esa manera, de acordarse de lo que quiere, como mi madre.
El 2017 parece a primera vista haber sido un año un tanto tranquilo, aburrido, sin emociones remarcables. Pero la vista a veces está ciega. Como mi madre también (jajaja no, es broma… en este caso como yo).
  • En el 2017 he crecido algunos muchos centímetros, que los que no me conocen solo ven cuando me pongo tacones.
  • He aprendido, estoy aprendiendo, a construir casas empezando por los pilares y no por el tejado y parece que así se caen menos.
  • He tenido y tengo la gran suerte de tener a alguien al lado ayudando a asentar todo lo aprendido y que me ha dejado ir practicando. A veces no me ha salido muy bien, pero no ha dudado ni un segundo. Ojalá a todo el mundo le acompañara en la vida una persona como él.
  • He vuelto a vivir la experiencia Nueva York con personas importantes de mi vida y nos hemos traído la maleta llena de Levi’s, medias, abrigos y muchos buenos recuerdos, algún que otro bastante lamentable Pero nunca lo haremos público Nuria! Cuando las lágrimas son de risa, a estas alturas de la vida, se recuerdan mucho más.
  • Me he enganchado a El Patrón del Mal y ahora no puedo vivir un día sin escuchar la palabra “berraco” (tras una larga búsqueda en google sigue sin quedarme claro que esté bien escrito, pero arriesgo) y “tremenda berraquera” (Word no para de ponérmelo con v, pero a mí me gusta cómo queda con b y punto).
  • Me he mudado de casa y de barrio y me he llevado conmigo todo lo vivido allí con todas y cada una de las personas que me acompañaron en esos tres años.
  • He vuelto a hacer viajes a esquiar y me he dado cuenta de que cuanto más vieja soy más cobarde.
  • Me he apuntado a alemán por segunda vez y voy francamente mal Me atrevería a decir que hasta peor que la primera…
  • Por fin he hecho el descenso del Sella!!!! Y no me ha quedado otra que aprender a remar xD
  • Me he frustrado pensando que tengo que hacer algo sin saber bien qué, pero seguiremos buscando respuesta a esa pregunta, sino ¿qué nos queda para el 2018? Es decir, sigo como aquel 2016, más perdida que un pulpo en un garaje laboral.
  • Por fin he recorrido la Toscana y ¡me lo he bebido todo!
  • He tomado la firme decisión de eliminar de mi vida a todas aquellas personas que no suman o que simplemente han demostrado no querer estar y descubierto con ello que te aligera el camino.
  • He aprendido que la gente no actúa en base a lo que tú seas sino a lo que ellos son y me ha liberado del egocentrismo del mea culpa. Como decimos en mi círculo de confianza: cada uno que se mire sus culos… O lo que viene siendo en versión de gente normal: Cada palo que aguante su vela. A algunos no les dan los palos para tantas velas…
  • He comenzado la lección 1 del importante curso: Aprende a decir que no (no seas gilipollas). Y voy ahí, ahí…
  • Y por último, he sido muy feliz y he compartido y comparto y espero seguir compartiendo muchos momentos, ideas, sentimientos y alegrías con gente con la que cada vez es más difícil fabricar nuevos recuerdos, porque ya está todo repe y no puedes ir al patio y simplemente cambiar esos cromos…
El año 2017 parece a primera vista muy tranquilo, pero será punto de inflexión de muchas cosas que seguro comenzarán en 2018, porque al menos la ilusión no nos falta y porque la vista a veces está ciega.
Vuelvo a recordar la defectuosa caja de los deseos de aquel ya lejano 2015 creo que era… Y me arriesgo a meter un deseo dentro, ¡a lo loco! Feliz 2018

domingo, 21 de agosto de 2016

Para ti

Me he perdido deliberadamente
en la tela de araña de la vida
y aún respiro.
He querido con tanta ansia
que he muerto varias veces
con los mismos besos
con los que he resucitado.
He echado de menos tan salvajemente
que me ha ahogado la impotencia
de no ver la luz del perdón en superficie.
Y al final siempre he aprendido
que para querer hay que besar,
con el alma y con el cuerpo.
Quizá un poco más con el alma
que con el cuerpo…
Que para perderse hay que andar
y que leer,
y ya sabíamos
que el que lee mucho y anda mucho,
ve mucho y sabe mucho.
Pero no sabíamos nadie
que el que lee mucho aprende
a demandar demasiado
y el que anda mucho
a veces se pierde
en la tela de araña de la vida.
También aprendí
que arriesgar en balde
pone en riesgo la cordura
pero arriesgar con causa
aporta vida.
Y la vida es lo único que queda
cuando ya no queda nada.

miércoles, 27 de enero de 2016

miércoles, 30 de diciembre de 2015

2015, adiós

Se acaba el año 2015 y aunque suene tópico típico o típico tópico esta vez sí que quiero hacer un repaso “en voz alta” sobre estos 365 días.
Me acuerdo como si fuera ayer de cómo empezaba el año, con la vida haciendo alarde de lo bien que es capaz a veces de tomarnos el pelo, en general a todos y en concreto a mí. Quizá por pedirle demasiado, quizá por pedirle lo incorrecto o quizá porque a veces la vida de la vida es tan sumamente aburrida que no puede dejar pasar la oportunidad de reírse un poco a nuestra costa.
El caso es que partiendo de una frustración puntual concreta y no pequeña empecé el año nuevo (que ahora ya es viejo) con la única intención y esperanza de que mejorara. Y lo hizo. A ratos. La vida sólo sabe hacer cosas a ratos, porque se aburre si todo va bien o mal demasiado tiempo. No podía, de manera alguna y de ninguna manera, acabar este año sin:
· Tropezar diez veces más con la misma piedra con la que he tropezado ya otras quince. 
· Encontrar nuevas piedras.
· Encontrar algo más que frustración al final de un túnel laboral.
· Acabar un máster orgullosamente.
· Hacer los kilómetros justos del Camino de Santiago para que se considere camino y no paseo y que fuera lo mejor de mi año.
· Poner en práctica aquello que tan bien sonaba cuando nunca hizo falta usarlo y que decía algo así como “las personas que estén conmigo que estén porque quieran y los que no hay que dejarlos marchar”. Y darte cuenta de que es difícil y al amor propio no le gusta nada. 
· Aceptar que estás más perdida que un pulpo en un garaje y no hacer un drama de ello.
· Aprender demasiadas cosas para listarlas. Pero, sobre todo, si tengo que elegir alguna, aprender con alegría que cinco años no son tantos y que hay pocas cosas que se queden en el tintero emocional. 
· Descubrir nuevos sitios increíbles dentro de la geografía española.
· Aprender a hacer surf.
· Coger dos aviones cada semana durante un mes y darte cuenta de que tampoco es para tanto.
· Llorar muchas veces, pero reír muchas más.
· Empezar a ver Juego de Tronos muy a mi pesar al principio (y ahora también).
· Apuntarme e IR al gimnasio.
· Y sobre todo aprender que cada uno de nosotros actúa y piensa sólo como cada uno de nosotros y no se puede esperar de otra manera.
El caso es que partiendo de una frustración puntual concreta y no pequeña empecé el año nuevo (que ahora ya es viejo) con la única intención y esperanza de que mejorara. Y lo hizo. A ratos. La vida sólo sabe hacer cosas a ratos, porque se aburre si todo va bien o mal demasiado tiempo. No podía, de manera alguna y de ninguna manera, acabar este año sin que terminara mucho mejor de lo que empezó :). 
Así que estoy dispuesta a lidiar con el hecho de que 2016 empezará como le dé la gana. No pienso ni por un momento caer en el error de la “caja de los deseos de 2016”, ah no no… Una y no más.
*Y al 2016 sólo le pido que empiece bien :) 
**Y que a ratos vaya mal… 
***Pero sobre todo que vaya bien… Más ratos bien… 

viernes, 14 de agosto de 2015

Recuerda


Me he cansado de esperar a que vuelva
lo que hace ya tiempo que sé
que no
va
a
volver.

La inocencia, como alguna otra cosa,
es algo que sólo perdemos una vez.
Ganamos, sin embargo, otras cosas,
como el placer
de
saber.

Aunque joda.

(Y joder si jode)